Ya hemos dicho que los egipcios amaban los perfumes. En un clima tan caluroso como el de Egipto, el ambiente de dormitorios, etc. seguramente sería sofocante. Ellos quemaban toda suerte de hierbas y aceites aromáticos para perfumar y fumigar sus casas. Esto no haría que tuvieran falta de oxígeno pues las casas estaban abiertas hacia el interior, y en cambio, el humo podía ser útil para alejar molestos insectos voladores que entraban y salían con total libertad. En el Papiro Ebers se mencionan remedios para combatir las picaduras de moscas y mosquitos. Las moscas no les picaban si estaban embadurnados de grasa de pájaro hnw y los mosquitos tampoco los atacarían si se aplicaban aceite de moringa en la piel. Por otra parte, insectos de suelo y roedores eran una pesadilla para los egipcios, en cuyas casas se almacenaba grano, y comida puesta a secar. Para combatir a los más dañinos que eran los roedores, ellos frotaban con grasa de gato los sacos que contenían el trigo, y los rincones de la casa. Esto se suponía que alejaba a los ratones. Pero para reforzar el remedio en las casas solía haber gatos. Y esto si era eficaz realmente. También en el papiro Ebers encontramos curiosas recetas para mantener a las serpientes en su nido e impedirles salir, y para alejar a los lagartos. En cuanto a las necesidades fisiológicas, Herodoto ya decía que: ¿los egipcios hacen sus necesidades en casa, pero comen fuera, en las calles, alegando, al respecto, que las necesidades poco decorosas -pero ineludibles- hay que hacerlas a solas, ya la luz pública las que no lo son¿ Esto nos da idea de que en algunas casas existían aseos y dispositivos para la evacuación de las necesidades fisiológicas. Todo esto tendría cabida en otra lección, pero lo he querido mencionar para dar cuenta de que debían tener cuidado y perfumar el ambiente de sus hogares |
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