Sabemos que los egipcios eran un pueblo limpio. No sólo tenían el agua a su disposición, tanto en el río como en los canales, sino que el clima invitaba a refrescarse, y por tanto a bañarse. Ellos consideraban la limpieza como sinónimo de bienestar. Vemos como la esposa del Cuento de los Dos Hermanos espera a su esposo para verter agua sobre sus manos cuando regrese a casa y con ello proporcionarle el bienestar de la limpieza.
Para lavarse el cuerpo utilizaban algo que denominaron (s)wabw (Hacer puro) que consistía en grasa, natrón y cenizas. Esto no debía hacer espuma, pero quitaría la suciedad. Forbes asegura que no hay pruebas de jabón cosmético en el Antiguo Egipto, aunque sí que dispusieron de los elementos para fabricarlo como son el natrón, la arcilla y los altramuces remojados en agua de lluvia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario